domingo, 16 de mayo de 2010

LA GUERRA ENTRE ATENAS Y ESPARTA


ATENAS CONTRA ESPARTA
REFERNCIAS HISTÓRICAS
La civilización helénica de la Grecia antigua se extendió por la península Balcánica, las islas del mar Egeo y las costas de la península de Anatolia, en la actual Turquía, constituyendo la llamada Hélade, y su rigen está directamente relacionado con las culturas cretense y micénica. Durante el siglo XIII a.C., en el Bronce Final, diversos grupos de griegos, que migraron desde el noroeste, desde la zona del Épiro hacia el Peloponeso y que se establecieron en las islas Cícladas y en el sur de Asia Menor, se impusieron a sus nuevos vecinos. Sin duda uno de los factores que facilitaron este dominio fue el conocimiento y la aplicación de la metalúrgia del hierro al armanento bélico.
No tardaron mucho en imponerse en los reinos locales hasta entonces bajo la hegemonía de los aqueos que ya estaban en plena decadencia. Ocuparon todo el sur de Grecia y desde su llegada hasta el siglo VIII a.C. se llevó a cabo una lenta fusión entre ellos y los diferentes pueblos prehelénicos. Las principales tribus dorias fueron Dimanes, Hileos y Pánfilos, cuyos miembros que se consideraban a si mismos descendientes de Eginio, personaje mítico famoso por haber tomado en adopción a un hijo de Hércules. Las ciudades dorias más importantes conformaron los que se conoció como la Hexápolis dórica o las seis ciudades dorias: Gnido y Halicarnaso en Asia Menor; Lindos, Cos, Ialisos y Camiros en Rodas.
Las principales capitales dóricas fueron Esparta y Corinto. Los aqueos se refugiaron en el Peloponeso en una región que después recibió el nombre de Acaya. Algunos aqueos que se resistieron a dejarse someter por los dorios siguieron haciéndoles la guerra hasta ser finalmente derrotados y convertidos en esclavos conocidos como ilotas. Los dorios llevaron una nueva forma de organización social a Grecia: los terratenientes o poseedores de la tierra. Las diferentes familias se organizaban en torno al genos o descendientes de un antepasado común, un especie de familia extensa con dioses en común. Cada genos se conformó como una ciudad estado independiente (polis) que comprendía a la ciudad y los territorios cercanos, independiente económica y administrativamente del resto de las ciudades. La sociedad estaba divida en los nobles poseedores de la tierra, dueños del poder político y militar y campesinos que dependían enteramente de estos nobles. Estas presiones económicas hicieron que surgieran grupos de migrantes.
Entre el 750-550 a.C. hubo otra crisis en el mundo griego: el denso crecimiento de la población junto con la creciente falta de alimentos propiciaron la búsqueda de nuevos territorios para colonizar. Las colonias alcanzaron lugares tan lejanos como el Mar Negro y Marsilia (Marsella) también hubo colonias dóricas en Sicilia y en Italia, donde la gran cantidad de griegos que habían llegado hicieron que a dicha colonia se le conociera como la Magna Grecia. Así pues, en el siglo VII a. C. la mayoría de las ciudades-estado griegas había dejado de ser monarquías y eran gobernadas por aristócratas (jefes de clan hereditarios), excepto Esparta y Argos. Para es tiempo el Mare Nostrum era el escenario donde dos culturas iban colonizando su litoral, los griegos y los fenicios. Sin embargo, en este periodo corresponde al apogeo de las grandes ciudades-estado independientes, entre las que destacan las polis de Atenas y Esparta.
Atenas era la ciudad en que más poder habían obtenido los ciudadanos, A finales del siglo VI a.C. las reformas políticas dieron nacimiento a una nueva forma de gobierno, la democracia (gobierno del pueblo). La democracia permitía a los ciudadanos votar todas las decisiones importantes, como las declaraciones de guerra o del gasto del presupuesto del gobierno. Elegían a los funcionarios y a los generales y podían decidir con su voto el exilio de cualquiera de ellos. De todos modos el derecho de ciudadanía estaba limitado a los hombres libres mayores de 20 años nacidos en Atenas y de padres también atenienses. Todos los demás residentes –la mayoría de la población- quedaban excluidos.
Esparta o Lacedemonia, era una ciudad-estado de la antigua Grecia situada en la península del Peloponeso a orillas del río Eurotas. Fue la capital de Laconia y una de las polis griegas más importantes junto con Atenas y Tebas. Las reformas de Licurgo en el siglo VII a.C. fueron un verdadero punto de inflexión en la historia de la ciudad: a partir de entonces todo se encaminaría a reforzar su poderío militar y Esparta se convertirá en la ciudad hoplita por excelencia. Esparta sometió a la totalidad de Laconia: comenzó por conquistar toda la vega del Eurotas para, a continuación, rechazar a los de Argos y asegurarse toda la región. La segunda etapa consistió en la anexión de Mesenia. En este momento, Esparta era ya la ciudad más poderosa del área, con la Arcadia y Argos como únicos rivales. A mediados del siglo VI a.C. Esparta sometió también las ciudades de Arcadia y posteriormente Argos. Todas ellas se verían forzadas a firmar pactos leoninos. Hacia el 505 a.C. Esparta convocó una cumbre con sus aliados para discutir una nueva intervención en Atenas, esta vez con el propósito de reponer a Hipias. Sin embargo, tuvo que renunciar ante la firme oposición aliada. Se puede situar en este encuentro el nacimiento formal de la Liga del Peloponeso.
Cada uno de estos grandes estados absorbió a sus débiles vecinos en una liga o confederación dirigida bajo su control. Esparta, estado militarizado, estableció su poder a base de conquistas y gobernó sus estados súbditos con un control muy estricto. La unificación del Ática, por el contrario, se realizó de forma pacífica y de mutuo acuerdo bajo la dirección de Atenas. Las diferencias entre Atenas y Esparta desembocaron en la destructora guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), en la que participaron casi todos los griegos unidos a uno u otro bando.
La guerra del Peloponeso fue el resultado de un cúmulo de resentimientos entre dos sectores bien diferentes, por un lado Esparta, la polis de los guerreros, de la militarización social, y por otro la de Atenas, polis cultivada artísticamente y con un modelo político que distaba de su enemiga en todos los sentidos. Un conflicto que enfrentó a las ciudades de la Liga del Peloponeso, encabezadas por Esparta, a las de la Liga de Delos, encabezadas por Atenas, entre el 431 y el 404 a.C. Las ciudades de la Liga del Peloponeso eran ciudades gobernadas por oligarquías, mientras que las de la Liga de Delos eran ciudades con gobiernos basados en la democracia ateniense.
La diferencia política es que Esparta se basó en un sistema de birregencia, reinado de dos reyes simultáneamente, y que estuvo en vigencia durante mucho tiempo, Atenas por su parte acababa de instaurar la democracia, y su sistema político estaba regido por una asamblea popular que aprobaba sus resoluciones con el voto de sus ciudadanos. Así mismo, la economía ateniense se basaba en el control marítimo y en la exportación e importación de materias con el extranjero, mientras que la economía peloponesa estaba basada principalmente en una agricultura de subsistencia. La Primera Guerra del Peloponeso terminó con la denominada Paz de los Treinta años, que logró reducir los problemas entre atenienses y espartanos, pero fue una solución de compromiso, y el conflicto quedaba latente.

LAS FUENTES DEL CONFLICTO
La fuente principal es Tucídides que escribió una historia sobre la guerra del Peloponeso que quedó incompleta al fallecer el historiador antes de que la guerra terminara. Jenofonte en los dos primeros libros de su Hellenica y las Hellenica xyrhynchia (anónima) continuaron el relato donde Tucídides se quedó. Los hechos que se narran sobre la guerra entre Atenas y Esparta se pueden agrupar en tres fases:

Primera fase, 431 a.C. - 421 a.C. INVASIÓN DEL ÁTICA
Durante este período, Los Espartanos invaden la región del Ática. Las polis, aliadas de la Liga de Delos, huyen de sus ciudades buscando el cobijo de Atenas y refugiándose bajo la protección de sus murallas, no obstante es tal la cantidad de ciudadanos que entran en masa, que Pericles decide que deben salir de la ciudad, dejándola a la entera disposición de los espartanos. Arquidamos, líder de las tropas peloponesas, entra en la ciudad y la devasta, paralelamente las tropas atenienses deciden bloquear el flujo marítimo de víveres, por lo que los espartanos temiendo morir de hambre huyen a campo abierto, los atenienses ya pueden por fin regresar a su ciudad....lo que nadie se esperaba es que en el año 430 a.C. la enfermedad de la Peste acabara con un cuarto de la población, incluyendo al propio Pericles que fallece en el 429 a.C.
A la muerte de Pericles, accede al cargo Cleón, la ciudad era un auténtico foco de la epidemia, en parte ello permitía mantener alejadas a las tropas peloponesas, que temían un contagio masivo, pero hasta ¿cuándo?
En el 425 a.C., la enfermedad ya estaba paliada y de hecho hubo un intento de reanudar un período de paz entre ambas polis, pero Cleón, se niega envalentonado en parte por las batallas vencidas contra los espartanos. Una nueva batalla enfrenta a Cleón y a Brasidas, este último líder de los peloponesos, pero mueren ambos en la contienda, por lo que de nuevo se inicia un período óptimo para la paz, las dos polis habían perdido miles de hombres y a sus máximos cabecillas, era el momento de volver a la reconstrucción de las ciudades. Fue Nicias, quien se encarga de redactar un tratado de paz, con una duración de 50 años y que otorgó una cierta tranquilidad.

Segunda fase, 421 a.C. - 412 a.C. SIRACUSA
Los espartanos rompen el tratado de Nicias, en el momento en que deciden invadir la ciudad de Mantinea, situada en territorio peloponeso pero aliada de Atenas. Ello fue el detonante y la excusa perfecta para iniciar de nuevo un período bélico a escasamente un año de haber firmado el tratado de paz. En otro frente Siracusa, polis pro-espartana, intenta invadir a las polis vecinas de la isla, éstas solicitan la ayuda de Atenas que les corresponde enviando a Alcibíades -expedición siciliana-, a la cabeza de una tropa de más de 30.000 hombres y un centenar de barcos. Las intenciones atenienses, si bien en principio o en forma era la ayuda de las polis aliadas, en el fondo lo que ansiaba era el control total de la Isla que le permitiría aprovechar los bienes materiales y geográficos. En el 415 a.C., Alcibíades atraca en la isla, no obstante la profanación de un templo en Atenas que le apunta como culpable a él mismo, hace que deba regresar para declarar ante la asamblea. Lejos de regresar y temiéndose lo peor, decide desertar de las filas atenienses y solicitar amparo a Esparta, quien se sirve de sus informaciones para acabar con tropas las tropas sitas en Siracusa y ahora comandadas por Nicias. La derrota de los Atenienses fue abrumadora, de los más de 30.000 hombres que llegaron a Siracusa, sólo regresaron a Atenas 2000 de ellos, dejando prácticamente destruida la infraestructura militar de la que alardeaba Atenas. Ahora ya no podían conquistar nuevos territorios, a duras penas podían defender su propia polis.

Tercera fase, 411 a.C. - 404 a.C. EL FINAL DE ATENAS
Atenas sabía que necesitaba a Alcibiades para volver a reestructurarse militarmente a pesar del fracaso de Siracusa, así que inicia conversaciones con éste para que regrese a Atenas. De hecho Alcibíades, después de desertar, no se sentía muy seguro bajo la tutela de Esparta, así que decide volver a su polis y dirigir de nuevo las tropas que dejó masacrar unos años antes. Su gran estrategia militar consistió en establecer negociaciones con sus eternos enemigos los persas, que ofrecieron ayuda para enfrentarse contra los lacedemonios, el éxito fue rotundo en la batalla de Cízico.
No obstante, los persas finalmente dieron su apoyo a los espartanos, quienes vencieron en la batalla de Notión. Después de sufrir la derrota, Alcibiades escarmentado decide retirarse.... lo cierto es que después de esto, los peloponesos ofrecieron un tratado de paz a Atenas, pero los partidarios del demagogo Cleofón, borraron cualquier posibilidad de tregua, insistiendo en la necesidad de dar batalla a Esparta.


ANTECEDENTES
La expedición siciliana era una expedición del ateniense a Sicilia a partir de 415 a.C. a 413 a.C., durante la guerra peloponeo. Después de éxito inicial dio vuelta en un desastre no mitigado para las fuerzas atenienses. Como recuentos de Tucídides torcido en su historia de la guerra peloponeo, los generales que llevaban la campaña tenían conocimiento escaso de Sicilia, o de su población, y las fuerzas formadas para su conquista eran así lamentablemente inadecuadas. La primera fase de la guerra del Peloponeso había terminado con la paz de Nicias en 421 a.C., y Atenas y Esparta estaban nominal en la paz en 415 a.C. Ese año, embajadores de la ciudad siciliana Segesta (Egesta en griego) fue enviado a Atenas para pedir para la ayuda en su guerra contra Selinus. Con un fuerte convencimiento –a base de bastante dinero a pagar sesenta naves para un mes- los atenienses habían enviado las flotas a Sicilia. Ya atraidos por la isla, con anterioridad a la guerra, por la abundancia de grano y otros recursos, veían que ayudando a Segesta, podrían ganar un equilibrio en Sicilia con consecuencias favorables para su futuro inmediato. Pero, esta determinación, no hacía más que alejarse del consejo que Pericles en vida, dejó para sus conciudadanos “no extender demasiado su imperio”, ahora este consejo había sido totalmente olvidado.

La discusión
Nicias, Alcibíades, y Lámaco fueron elegidos para dirigir la expedición, aunque Nicias no estaba interesado en ello. Cinco días después de ser elegidos hubo un debate en la Asamblea, entre aquellos que estaban en contra de la expedición, dirigidos por Nicias y aquellos que la apoyaban, liderados por Alcibíades. Nicias argumentó que no deberían ser arrastrados a una guerra en la que no estaban implicados y que Atenas no debía sentirse tan segura a pesar del tratado de paz que él había establecido con Esparta sólo unos pocos años antes. Esparta aún era su enemiga y no podían permitirse malgastar tiempo y hombres luchando en una guerra lejana mientras sus enemigos estaban tan cerca. Nicias expresó que si incluso conquistaran Sicilia sería imposible de gobernar, además de que los aliados más débiles y más pobres de Atenas se rebelarían contra ella continuamente y estaban mucho más cerca. Los sicilianos, dijo, tendrían más temor de Atenas, si Atenas no era puesta a prueba en la batalla, de la misma manera que Atenas había tenido miedo de Esparta antes de que pudieran derrotar a los espartanos en la guerra. Finalmente, esperó a que sus conciudadanos no fueran persuadidos por el joven y arrogante Alcibíades, de quien opinaba que sólo buscaba su gloria personal.
Hubo otros discursos, sobre todo a favor de la expedición, antes de que Alcibíades respondiera a Nicias. Tras defender su juventud y arrogancia, afirmó que la situación era similar a la que enfrentó a Atenas en su guerra contra Persia, mientras que ellos tenían los enemigos cerca de casa. Su victoria sobre Persia condujo a la gloria ateniense y a la fundación de la Liga de Delos y esta expedición les traería los mismos resultados. La expedición también ayudaría a mantener a Atenas activa en tiempo de paz, de modo que estarían preparados para los futuros ataques espartanos.
Nicias pronunció, entonces, un segundo discurso. Dijo que Atenas necesitaría una flota y un ejército mucho más grande para lograr su meta, mucho más que las sesenta naves que Segesta había ofrecido equipar. Nicias esperaba que los atenienses tuvieran dudas sobre la realización de la expedición, pero en vez de eso, se volvieron aún más entusiastas. Nicias sugirió, ante el convencimiento de de todos, que precisarían al menos 100 trirremes y 5.000 hoplitas, más millares de tropas ligeras y otros suministros.

Destrucción de los hermas
Tras largos preparativos, la flota estuvo lista para zarpar. La noche antes de la partida, alguien destruyó muchos de los hermas - la representación en piedra de marcas para señalar carreteras y fronteras y marcar los límites de las propiedades, con el busto del dios Hermes - colocados alrededor de la ciudad para la buena suerte. Esto fue considerado un mal presagio para la expedición. En la investigación que siguió, algunos enemigos políticos de Alcibíades afirmaron que éste era el responsable, aunque no había prueba de ello. Alcibíades se ofreció voluntariamente para ser sometido a juicio para demostrar su inocencia, pero sus enemigos temieron que el ejército se pusiera de su lado, por lo que consiguieron aplazar el inicio del juicio hasta que el general llegara a Sicilia.

Travesía del mar Jónico y reacción en Siracusa
En junio del año 415 a.C. la flota zarpó de El Pireo hacia Corcira donde embarcó al resto de la fuerza y desde allí zarparon a Sicilia en 134 trirremes (100 de las cuales eran de Atenas), 130 transportes, 5.100 hoplitas (2.200 eran atenienses), 1.300 arqueros, lanzadores de jabalina y honderos y 300 caballos. El ejército estaba formado por 27.000 hombres. Las tropas desembarcaron en Reggio donde recibieron la desagradable noticia de que el tesoro de Segesta no era el declarado y que los delegados atenienses habían sido engañados en cuanto a la cuantía del tesoro de esa ciudad, ante esto los atenienses decidieron atacar a Siracusa en lugar de Selino.
En Siracusa no querían creer que esta expedición estuviese dirigida contra Sicilia. Mucha gente de Siracusa, la más rica y más poderosa ciudad de Sicilia, opinaron que los atenienses de hecho venían a atacarles bajo el engaño de ayudar a Segesta en una guerra de menor importancia. El general siracusano Hermócrates sugirió que pidieran ayuda a otras ciudades sicilianas y a Cartago, también deseó encontrarse con la flota ateniense en el mar Jónico antes de que llegaran. Otros argumentaron que Atenas no sería ninguna amenaza para Siracusa y hubo gente que no creyó que hubiera una flota en absoluto, porque Atenas no sería tan estúpida como para atacarles mientras aún estuviera en guerra con Esparta. Atenágoras acusó a Hermócrates y a otros de intentar inculcar miedo entre la población y de intentar derrocar al gobierno.

Desembarco ateniense en Sicilia
Los atenienses al enterarse del engaño de Segasta deliberaron sobre el curso de acción a seguir: Nicias sugirió hacer una demostración de fuerza y después volver a casa, mientras que Alcibíades dijo que debían fomentar revueltas contra Siracusa y después atacar Siracusa y Selinunte. Lámaco dijo que debían atacar Siracusa enseguida.
La flota prosiguió hasta Catania, y estando allí llegó un buque correo de Atenas a buscar al general Alcibíades para que compareciera ante un tribunal en Atenas acusado de haber profanado un templo ateniense. Alcibíadas se embarcó de regreso pero en el viaje huyó, refugiándose en Esparta. Políticamente, Alcibíades era más bienvenido en la oligárquica Esparta que en la democrática Atenas y pronto comenzó a ofrecer consejo a los espartanos sobre cómo la situación en Siracusa podría beneficiarles a costa de Atenas. En Atenas una sentencia de muerte fue dictada en ausencia, su culpabilidad estaba probada aparentemente.
En Catania el ejército quedó dividido en dos grupos, uno al mando de Nicias y el otro al de Lámaco. Catania se encontraba a 45 kilómetros al norte de Siracusa. Los atenienses dicidieron no atacar, por lo que los siracusanos decidieron atacarlos por sorpresa. Cuando estos se pusieron en movimiento, Nicias y Lámaco fueron informados y decidieron embarcar a sus hombres y en la noche ingresaron al Gran Puerto y desembarcaron en las llanuras de Anapo al sur de la ciudad. Los siracusanos regresaron y se prepararon para atacarlos.

Primera batalla de Siracusa
Al día siguiente ambos ejércitos se dispusieron a la batalla. Los atenienses formaron filas de ocho hombres en fondo con los argivos y los mantineos a la derecha, el resto de los aliados a la izquierda y los atenienses en el centro. Las filas de siracusanos eran de dieciséis hombres en fondo y tenían 1.200 jinetes, los ateniense aún no tenían caballería, aunque los números de hombres eran casi iguales. Los atenienses atacaron primero, creyendo ser un ejército más fuerte y más experimentado, y después de una inesperada y fuerte resistencia, los argivos empujaron el ala izquierda siracusana provocando la huida del resto. La caballería siracusana evitó que los atenienses los persiguieran, pero los siracusanos perdieron cerca de 260 hombres, y los atenienses cerca de cincuenta. Tiempo después comenzó el invierno y los atenienses prefirieron regresar a Catania

Invierno de 415 a la Primavera de 414 a. C.
Los siracusanos reorganizaron su ejército y comenzaron a entrenar convenientemente a su infantería pesada. Además enviaron emisarios a Corinto y a Esparta solicitando ayuda y emprendieron la tarea de amurallar el río Temerites para impedir que el enemigo construyera un muro de contravalación. Los atenienses solicitaron que para la primavera se les enviara una fuerza de caballería.
Atenas pidió ayuda a los cartagineses y a los etruscos. Atenas y Siracusa intentaron conseguir ayuda de las ciudades griegas de Italia. En Corinto, representantes de Siracusa se reunieron con Alcibíades, quien estaba trabajando con Esparta. Alcibíades informó a Esparta que habría una invasión del Peloponeso si Sicilia era conquistada y que por lo tanto debían enviar ayuda a Siracusa y también fortificar Decelia, cerca de Atenas. Esparta no deseaba inmiscuirse, por ahora, en el conflicto, por lo que sólo se comprometió a enviar al general Gilipo para que tomara el mando del ejército siracusano. En mayo del año 414 a.C., los refuerzos llegaron de Atenas, consistían en 250 jinetes, 30 arqueros montados y 300 talentos de plata para contratar a 400 hombres más de caballería de sus aliados sicilianos, además decidieron empezar la campaña de verano.
Los siracusanos guarnecieron el Olimpeo y pusieron una fuerza de 600 guerreros escogidos al mando del general Diomilo para proteger los accesos del norte de la ciudad. La mañana en que este estaba revistando sus fuerzas, los atenienses atacaron, habían efectuado un movimiento nocturno con sus naves, desembarcando en León y tomando la puerta de Euríalo antes que los siracusanos de Diomilo la pudieran proteger. Cuando llegó Diomilo, seguido por Hermócrates, se desarrolló el combate en que los siracusanos fueron obligados a retroceder hacia el interior de la ciudad.
Ambos bandos entonces comenzaron a construir una serie de muros. El ateniense de circunvalación, conocido como el «círculo», para aislar Siracusa del resto de la isla, mientras que los siracusanos construyeron varios contramuros desde la ciudad a varios de sus fuertes. Una fuerza de 300 atenienses destruyó parte del primer contramuro, pero los siracusanos comenzaron a construir otro, esta vez con una zanja, impidiendo a los atenienses la ampliación de su muro hasta el mar. Otros 300 atenienses atacaron este muro y lo capturaron, pero fueron eliminados por un contraataque de los siracusanos en el cual murió Lámaco, quedando sólo Nicias de los tres comandantes originales. Los siracusanos destruyeron 300 metros del muro ateniense, pero no pudieron destruir el Círculo, que fue defendido por Nicias. Después de que Nicias derrotara el ataque, los atenienses finalmente ampliaron su muro hasta el mar, bloqueando totalmente Siracusa por tierra, y su flota entró en el Gran Puerto para bloquearlos desde el mar.
La situación de los siracusanos era tan desesperada, que pensaron iniciar negociaciones con Nicias y depusieron a Hermócrates y Sicano como generales y sustituyéndolos por Heráclides, Eucles y Telias.

Intervención espartana
Poco después de lo anterior, el general espartano Gilipo arribó con sus refuerzos a Leúcade, una isla del mar Jónico y continuó hacia Locri en Calabria. Allí se enteró que Siracusa no estaba cercada por completo por lo que presionó sobre Himera en Sicilia donde reclutó un ejército de más de 2.000 hoplitas, otros guerreros medianamente armados y un centenar de jinetes. Gilipo avanzó hasta Siracusa tomando contacto con el ejército siracusano en Euríalo que estaba desguarnecida. Inmediatamente comenzaron a construir otro contramuro en Epípolas, aquí sucedieron dos combates, en el primero los siracusanos fueron derrotados, pero en el segundo triunfaron lo que le permitió a Gilipo terminar su muralla. La flota corintia también llegó al Gran Puerto, bajo el mando de Erasínides.
Nicias, agotado y enfermo, envió un patético informe a Atenas en el que explicaba que en lo terrestre, él era el cercado y no los siracusanos, que sus naves se estaban pudriendo y sus guerreros estaban muriendo en gran número. Que cada salida en búsqueda de combustible, forraje y agua significaba una batalla. Que su situación era insostenible. Atenas, pensando en su prestigio envió una nueva expedición de refuerzo al mando de Eurimedontey Demóstenes. Entretanto Esparta envió su ejército al mando de Agis al Ática.
Llegada la primavera, Gilipo inició su ofensiva contra los atenienses. Al inicio, los atenienses ganaron en el mar, pero en tierra perdieron su base naval y con ella el trigo y sus pertrechos navales.

Llegada de refuerzos atenienses
En julio del año 413 a.C. por fin llegaron los refuerzos atenienses al mando de Demóstenes y Eurimedonte, estos consistían en: 73 trirremes, 5.000 hoplitas y 3.000 arqueros los que sumados a los honderos y lanzadores de jabalina totalizaban 15.000 hombres. Debido a la enfermedad de Nicias la dirección del ejército atenienses la asumió Demóstenes. Demóstenes decidió actuar de inmediato, pero no pudo imponerse a los siracusanos por lo que decidió levantar el cerco y regresar a Atenas. La partida se retrasó casi un mes, cuando las naves estuvieron listas para zarpar, el 27 de agosto del año 413 a. C., ocurrió un eclipse de luna que los ateniense consideraron como un signo de desgracia, por lo que tanto las tropas como los marineros rehusaron a embarcarse, negativa que fue aprobada por Nicias que era muy superticioso.
La llegada de Demóstenes no fue un gran alivio para los atenienses. Su campamento estaba ubicado cerca de un pantano y muchos de ellos habían caído enfermos, incluyendo Nicias. Viendo esto, Demóstenes pensó que debían regresar a Atenas, y defender el Ática contra la invasión espartana que había tomado Decelia. Nicias, que se había opuesto a la expedición al principio, ahora no quería mostrar debilidad ante los siracusanos y espartanos, o a los atenienses de casa, quienes probablemente le someterían a juicio por fracasar en la conquista de la isla. Esperaba que los siracusanos se quedaran pronto sin dinero y también había sido informado que había facciones proatenienses en Siracusa que estaban preparados para entregarle la ciudad. Demóstenes y Eurimedonte acordaron reticentes que Nicias podría tener razón, pero cuando los refuerzos del Peloponeso llegaron, Nicias estuvo de acuerdo en que debían partir.

Segunda batalla de Siracusa
Cuando Gilipo supo la decisión de los atenienses pensó aprovecharla atacando con sus naves las de los atenienses. En el combate murió el general Eurimedonte y la flota ateniense fue obligada a retroceder hacia el interior del Puerto Grande. Gilipo ordenó bloquear la entrada del Puerto Grande colocando una hilera de trirremes y naves mercantes, anclados y amarrados unos a otros. Después del eclipse lunar, los atenienses decidieron que la única salida a tan desesperada situación era forzar la salida del puerto. Cargaron sus trirremes con el máximo de soldados que podían contener y se lanzaron contra la barrera de naves siracusanas que tapaban la entrada del puerto. Estaban dispuestos a morir en el intento y si se salvaban dirigirse a Catana. El 10 de septiembre del año 413 a.C., los atenienses zarparon en su desesperada acción, navegaron en línea recta hacia la salida del puerto. La batalla fue caótica por lo reducido del espacio y la cantidad de naves. La victoria siracusana fue aplastante y en la acción murió Eurimedonte.
Nicias y Demóstenes organizaron las tropas para dirigirse por tierra hacia Catana, pero Gilipo les cortó la retirada por lo que ambos, después de encarnizados combates, tuvieron que rendirse. Nicias y Demóstenes fueron ejecutados y los 7.000 sobrevivientes fueron enviados a las canteras. De los 50.000 soldados enviados por Atenas contra Siracusa sólo se salvaron estos 7.000, que pronto comenzaron a morir por el rigor del trato y el trabajo.

EL PRINCIPIO DEL FIN
En Atenas, los ciudadanos no creyeron, al principio, en la derrota. Cuando se dieron cuenta de la enormidad de lo que había ocurrido, les entró pánico ya que el Ática estaba ahora expedita, teniendo en cuenta que los espartanos estaban muy cerca, en Decelia. La derrota causó un cambio inmenso en la política de muchos otros Estados también. Estados que habían sido neutrales se unieron a Esparta, imaginando que la derrota de Atenas era inminente. Muchos de los aliados atenienses de la liga de Delos también se rebelaron, y aunque la ciudad comenzó inmediatamente a reconstruir su flota, había poco que pudiera hacer acerca de las revueltas. La expedición y el desastre consiguiente dejaron a Atenas tambaleándose.
Aproximadamente 9.000 hoplitas habían fallecido, y aunque esto era un golpe, la auténtica preocupación era la pérdida de la enorme flota enviada a Sicilia. Las trirremes podían ser reemplazadas, pero los 25.000 marineros experimentados perdidos en Sicilia eran irreemplazables y Atenas tuvo que depender de esclavos mal preparados para formar la columna vertebral de su nueva flota.
En 411 a.C. la democracia ateniense fue derrocada en favor de una oligarquía y el imperio persa se unió a la guerra en el bando de los espartanos. Aunque las cosas parecían horrorosas para Atenas, fueron capaces de recuperarse en pocos años. La oligarquía fue pronto derrocada, y Atenas ganó la batalla de Cinosema. Sin embargo, la derrota de la expedición a Sicilia fue el principio del fin de Atenas. En 404 a.C. fue derrotada y ocupada por Esparta.

LA BATALLA DE EGOSPÓTAMO. LA DEFINITIVA
La batalla naval de Egospótamos tuvo lugar en 405 a.C. y fue la última batalla importante de la guerra del Peloponeso. En la batalla, la flota espartana bajo el mando de Lisandro capturó a la armada ateniense. Esto terminó la guerra, ya que Atenas no podía importar cereales o comunicarse con su imperio sin el control del mar.

Después de Siracusa
En aquella época reinaba en Persia Darío II y Tisafernes era sátrapa de Sardes y Farnabazo de la frigia helespóntica. Estos enviaron emisarios a Esparta para que apoyara a Quíos y le aconsejaban que accionara sobre el Helesponto. Al mismo tiempo, Alcibíades, general ateniense, se encontraba en Jonia incitando a una revuelta en contra de Atenas. En el año 413 a.C. Esparta, aconsejada por Alcibíades, ocupó la fortaleza de Decelia en el Ática, desde donde hostilizó a Atenas. Los aliados de Atenas comenzaron a abandonarla en la que se llamó la guerra de Deceia. Además, Esparta recibió apoyo monetario de Persia a cambio de renunciar a las ciudades jónicas. En el año 411 a.C., Alcibíades logró que los atenienses cambiaran su sistema de gobierno por una oligarquía. El ejército ateniense se sublevó en Samos y exigió que Alcibíades regresare a Atenas. Al año siguiente, 410 a.C., Alcibíades al mando de la flota ateniense derrotó en Cícico, en el mar de Mármara, a la flota espartana undiéndole 60 naves.
Tras este desastre Esparta buscó la paz, pero Atenas se la negó porque en el intertanto había sido reinstaurada la democracia gracias a Cleofón. Las fuerzas atenienses bajo la dirección de Alcibíades fueron ganado terreno hasta conseguir la completa reconquista del Bósforo, restableciendo la vía de abastecimiento del trigo desde Ucrania. El año 407 a.C., Alcibíades regresó triunfalmente a Atenas, donde volvieron elegirle general, pero al poco tiempo, los espartanos al mando de Lisandro lo derrotaron en Notio, por lo que la Asamblea lo sustituyó por el general Conón. Temiendo por su persona, Alcibíades se retiró a una fortaleza en el Helesponto.

Acciones previas a Egospótamos
Durante el invierno siguiente, Lisandro terminó su año de mando y fue sustituido por Calicrátidas quien tomó el mando de una flota fortalecida compuesta por 140 trirremes. Obligó a Conón aceptar combate frente a Mitilene y lo derrotó, hundiéndole 30 de sus 70 naves y bloqueándolo en Mitilene. Esta derrota colocó a Atenas en una situación tan desesperada que tuvo que fundir el oro y la plata de los templos de la Acrópolis para equipar una nueva flota de 150 trirremes. Calicrátidas, que ahora disponía de 170 naves, dejó 50 en el bloqueo de Mitilene y con el resto enfrentó a los atenienses en las Arginusas, al sur de Lesbos, sufriendo una aplastante derrota, perdió 70 naves y murió en el combate. Era el año 406 a.C. Probablemente los ateniense podrían haber destruido a toda la flota espartana, pero una tormenta puso fin al combate. La tormenta impidió a los atenienses recoger a los náufragos de los 25 buques perdidos de su flota, lo que ocasionó que nueve de ellos fueran condenados a muerte, ejecutándose a seis.
Esta victoria significó que Atenas recuperara el dominio del Egeo oriental y rehusara nuevamente la paz que le solicitaba Esparta. Ciro insistió ante Esparta en que designara a Lisandro como comandante en jefe de su flota, pero como las leyes espartanas prohibían que una persona ocupara por dos períodos consecutivos el mismo cargo, obviaron esto nombrando a un jefe nominal y a Lisandro como segundo, aunque detentaba el mando efectivo. Lisandro se dirigió a Éfeso y con la ayuda monetaria de Persia incrementó rápidamente el número de trirremes de su flota. En el año 405 a.C. la flota espartana zarpó en dirección a Rodas, regresó al norte bordeando la costa asiática y pasó al Helesponto poniendo sitio a Lampsaco con el propósito de interferir el tráfico del Ponto ático.

La derrota de Egospótamos
Al enterarse Conón del bloqueo establecido por los espartanos, zarpó de inmediato de Quíos con una flota de 180 trirremes. Antes de llegar a Sestos, Lampsaco había caído en manos de los espartanos, por lo que continuó hasta Egospótamos que se encontraba un poco al norte de Sesto, frente a Lampsaco. Lisandro disponía de 200 naves y al día siguiente se preparó para el combate. La flota ateniense salió a enfretarlo, pero Lisandro eludió el combate regresando a Lampsaco por lo que los atenienses regresaron a Egospótamos. Esta rutina se repitió por cuatro días hasta que Alcibíades le recomendó a Conón que se trasladase a Sesto donde tendría puerto y ciudad al mismo tiempo para el aprovisionamiento, los generales atenienses no le hicieron caso y le conminaron a que se retirara.
Al quinto día, cuando los atenienses zarparon de Egospótamos y se dirigieron a Sestos donde desembarcaron para aprovisionarse, estando en esta faena la flota de Lisandro se lanzó sobre ellos a gran velocidad. Conón no alcanzó a reembarcar a toda su tripulación y disponer las naves para el enfrentamiento. Solo Conón con nueve naves se pudo hacer a la mar, el resto fue capturado en la playa, haciendo muchos prisioneros, aunque algunos se refugiaron el las fortificaciones cercanas. Conón comprendió el desastre sufrido, se dirigió a Abárnis y luego buscó refugio en Evagoras I en la isla de Chipre. Envió una nave a Atenas con la noticia de lo sucedido. En la acción de Egospótamos, que en realidad no fue una batalla, los espartanos capturaron 170 naves atenienses mientras estas estaban varadas en la playa. Los 3.000 ó 4.000 prisioneros fueron degollados.

La rendición de Atenas
Después de la victoria, Lisandro navegó a Bizancioy Calcedonia, ciudades que lo recibieron triunfalmente. Envió a Atenas sus guarniciones con salvoconductos, su idea era que mientras más personas hubieran en Atenas, más luego caería por el hambre. En Atenas, conocida la noticia, la Asamblea resolvió bloquear los puertos, reparar las murallas y colocar la ciudad en estado de sitio bajo el mando del general Éufrates. Pausanias, rey espartano, reclutó tropas de la Liga del Peloponeso, excepto Argos , se unió a Agis en Decelea y ambos se dirigieron sobre Atenas, sitiándola por tierra. Al poco tiempo arribó Lisandro con la flota de 150 naves, bloqueándola por mar.
Luego de varios meses de sitio y negociaciones, en el que pueblo ateniense se sublevó contra Ceofón matándole, la ciudad se rindió. Las condiciones fueron: se demolería la Muralla Larga y las fortificaciones, Atenas debería devolver todas sus posesiones en el exterior, quedando reducido su territorio al Ática y Salamina, se confiscaría la flota, se garantizaría a los exiliados el derecho de regresar a su patria y Atenas entraría en alianza con Esparta, aceptando el predominio de ésta. Atenas aceptó estos términos y así fue como Lisandro entró en El Pireo en abril del año 404 a.C.


FIN
De esta forma terminó la primera tentativa europea de formar un Imperio basado en la fuerza. La victoria espartana en Egospótamos marcó el final de 27 años de guerra destrullendo totalmente la marina de guerra ateniense y como consecuencia Atenas no podría, en adelante, importar el grano o comunicar con su imperio sin el control del mar. Este golpe de efectividad colocó a Esparta en una posición de completo dominio del mundo griego y estableció un orden político que duraría más de treinta años. Por todo lo dicho cabría preguntarse:
¿Pero por qué fueron derrotados los atenienses?
Para contestar a esta pregunta, y atendiendo a la historia de los hechos, tenemos que hacer unas consideraciones previas:
1º - Esparta se basó en un sistema de birregencia, reinado de dos reyes simultáneamente, y que estuvo en vigencia durante mucho tiempo, mientras que, Atenas su sistema político estaba regido por una asamblea popular que aprobaba sus resoluciones con el voto de sus ciudadanos.
2º - La economía ateniense se basaba en el control marítimo y en la exportación e importación de materias con el extranjero, mientras que la economía peloponesa estaba basada principalmente en una agricultura de subsistencia.
3º - Al principio del conflicto, sobre el 431 a.C. los atenienses, responden a la invasión espartana con un bloqueo naval para controlar el flujo de los alimentos en toda la zona, lo que hace desistir a espartanos. Esa, es la clave. Con esta misma arma ganarán los espartanos 27 años después.
4º - La actitud belicosa de los espartanos siempre está manifestada, por segunda vez intentan el dominio de la Ática, y rompen el tratado de paz de Nicias, 421 a.C.
5º - Los atenienses desoyen los consejos del difunto Perícles, el de Nicias y cegados por el protagonismo de Alcíbíades se embarcan a una desastrosa campaña “la expedición a Siracusa”. Como premio a su comportamiento el mismo Alcibíades, les traiciona y les lleva a la derrota. Los atenienses pierden su potencial naval. Primer aviso.
6º - En las guerras de la antigüedad es fundamental, más que la batalla, cuerpo a cuerpo, el dominio y control de los alimentos y los abastecimientos de las ciudades. Una táctica barata y sin derramamiento de sangre, siempre con buenos resultados. Recordar el cerco a Nicias por parte de los espartanos en Siracusa. Segundo aviso.
7º - La capacidad de recuperación de Atenas, en tan solo seis años, las trirremes pudieron ser reemplazadas, pero los 25.000 marineros experimentados perdidos en Sicilia eran irreemplazables y Atenas tuvo que depender de esclavos mal preparados para formar la columna vertebral de su nueva flota.
8º - La importancia de sus comandantes es fundamental. Vuelto el hijo pródigo, Alcibíades, llega la sonrisa a los atenienses.
9º - La estrategia cambia, ahora lo importante es el dominio del estrecho del Bósforo, el paso del trigo y los cereales, de Ucrania, principal fuente de alimento para los atenienses.
10º - Los espartanos que ya habían contrarrestado la flota ateniense, con la ayuda de los persas, iniciaron una táctica de cansancio y desgaste, atacando a estos en el momento de reponer sus fuerzas como una pantera que espera a su presa.
Por lo tanto, la causa de su derrota la podríamos resumir en:

- LA DEPENDENCIA DE SU FLOTA PARA ABASTECER A SU POBLACIÓN DE ALIMENTOS Y SUMINISTROS, QUE NO PRODUCÍAN EN SUS CIUDADES-ESTADO, Y QUE TRAÍAN DE LA MAGNA GRECIA Y PRINCIPALMENTE DE UCRANIA.
- POR LO MISMO QUE ELLOS PARCTICABAN, EL BLOQUEO POR MAR PARA CORTAR TODO TIPO DE PROVISIONES. OTRA VEZ MÁS LA LOGÍSTICA Y LOS SUMINISTROS ES LA CLAVE DE LAS GUERRAS EN LA ANTIGÚEDAD.